Consejos para que tu sofá sea cómodo

Como tapizar un sofá
Un sofá cómodo no debería ser un lujo, sino algo básico en el hogar. Será diferente si solo tiene un uso puntual, pero lo normal es que un sofá esté llamado a proporcionar muchas horas de descanso: para la siesta, para maratonear tus series favoritas, para recibir invitados y tener largas conversaciones, etc. Solucionar el problema de un sofá incómodo es algo que no puedes posponer más. ¡Está en juego tu bienestar y la forma en que disfrutas tu casa! Así que anota todas las posibles razones que le restan comodidad y las posibles soluciones.

¿Por qué tu sofá no es cómodo?

Ten en cuenta, para empezar, que no hay un único estándar de sofá cómodo. Hay modelos que se adaptan a una mayoría de personas, sí, pero sucede con frecuencia que lo que es cómodo para alguien no lo es para los demás. Habría que analizar cada caso, pero hay una serie de motivos frecuentes y generales por los que un sofá ya no es cómodo. Revisa bien el mueble enfermo para elaborar un buen diagnóstico.
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Desgaste del Sofá

Es un problema común entre los sofás más antiguos. Puede que, cuando te sientas sobre él, notes los muelles debajo de los cojines, un claro síntoma de sofá hundido. Levantarte resulta cada vez más difícil, e incluso tienes que usar las manos para poder hacerlo. Es frecuente pensar que el problema está en los propios muelles, pero, en la mayoría de los casos, una espuma deteriorada es la causa de que esté hundido. Ha perdido la capacidad de retornar a su forma original tras un tiempo soportando peso. También es frecuente que la espuma tenga exceso de fibra de poliéster, que ha podido amontarse hasta el punto de hacer que la superficie sea incómoda.

Mala calidad del Relleno de los cojines

Esto no lo solo le sucede a los sofás viejos, sino que también es frecuente en los nuevos. La espuma define la calidad de los cojines de sofá, que será donde te sientes, y todos podemos señalar compañías de muebles que sacrifican la calidad para poner un precio bajo. Muchas veces es a costa del relleno. Incluimos aquí prácticas como utilizar una espuma de poliuretano de poco más de medio kilo de densidad excesivamente envuelta en Dacron (un material sintético) para dar apariencia de más grosor. Lo que recomendable es que la cobertura de Dacron no tenga más de 4 cm. Si es más gruesa, se comprimirá con el tiempo y encogerá el cojín, que perderá su forma y ya no volverá a la original. Otro truco de algunos fabricantes es usar fibras baratas de poliéster para los cojines de la espalda, que se aglomeran en un corto periodo de tiempo y pierden soporte.

La estructura del sofá es débil

Usar materiales de mala calidad para la estructura del sofá también es otro truco recurrente para los fabricantes low cost, aunque este tiene más difícil solución. ¿Un ejemplo? La madera de pino de baja calidad con contrachapado, o incluso tableros con partículas aún más baratos. El sofá resultará endeble y pronto se aflojarán las juntas, de manera que comenzará a balancearse en su totalidad o en alguna parte, como los reposabrazos. El roble, el castaño, el cerezo, la caoba o el pino (pero el de buena calidad) están entre los mejores materiales a emplear para la estructura de un sofá. Lamentablemente, no hay ninguna manera de comprobar en el momento si la madera es buena, aunque que el sofá sea pesado suele ser buen indicativo. También puedes comprobar que las patas son parte de la propia estructura o están fijadas a esta con tornillos o tacos. Las patas de plástico, aunque tengan apariencia de ser de madera, suelen dar pistas de que no es buen sofá. Si crees que tienes un sofá cómodo y bueno que simplemente se ha roto por alguna razón, puede que un especialista te lo arregle. Pide presupuesto antes y sopesa si merece la pena.

El borde frontal del sofá es demasiado duro

Es una cuestión de diseño, pero interviene en el nivel de comodidad que ofrece el sofá. Retira los cojines del asiento y presiona el borde delantero. Si es duro, la comodidad podría ser algo menor porque la espuma se desgastará más rápido. Lo ideal es que el borde frontal sea más suave, de manera que cuando ejerzas presión sobre él se comprima brevemente y luego vuelva a su forma. Si es así, el sofá cuenta con la flexibilidad suficiente y no presionará en exceso la espuma de los cojines del asiento, lo que aumentará su durabilidad.

No has probado bien comodidad del sofá

Sabemos que el comercio electrónico está en auge por las ventajas que ofrece, y que en tiempos de pandemia casi hemos tenido que renunciar a las vías tradicionales de compra. De hecho, cada vez quedan menos tiendas con modelos expuestos en exhibición que se pueden probar libremente.
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Lamentablemente, la comodidad es subjetiva. Puede que la espuma con la que estén hechos los cojines sea firme, pero no tiene la suficiente calidad. O que dicha firmeza sea suficiente para una persona, pero insuficiente para otra. Es importante que pruebes el sofá y, si no puedes visitarlo en exhibición en tienda, al menos la empresa se debería comprometer con políticas de devolución eficaces y cómodas para ti. Tienes que estar seguro de que el sofá responderá bien a tus características físicas. Debes comprobar el respaldo. Siéntate y presta atención a si tu espalda y tu cabeza reposan bien sobre los cojines traseros, además de que tus pies tocan el suelo. Por lo general, la profundidad aconsejable está entre los 65 y los 75 cm.

¿Cómo puedes hacer tu sofá más cómodo?

Problemas en la colchoneta del sofá, en los muelles, en algún punto del marco… Hay defectos que tienen soluciones y que pueden devolver a tu sofá el nivel de comodidad que un día pudo ofrecerte. Repasamos algunos de los remedios más frecuentes para que los apliques una vez hayas elaborado el conveniente diagnóstico.

1. Cambia la espuma

La espuma del sofá es una de las grandes claves, y es frecuente que insertar nuevos núcleos sea suficiente para devolver a tu sofá a la vida. Es más, puede que el sofá sea nuevo y no resulte lo bastante cómodo porque no usa una espuma de suficiente calidad, ya que el fabricante la ha sacrificado para ofrecer un precio más bajo. Es algo que sorprende mucho a los compradores: “Pero si el sofá es nuevo, ¿cómo voy a cambiar la espuma?”. Si hay exceso de fibras de poliéster en los cojines de la espalda, poca calidad en la espuma del asiento u otras situaciones ya descritas, será igual que tener un sofá viejo. La experiencia nos dice que la espuma se mantiene en buen estado durante unos cuatro años. A partir de ahí, es normal que comience a ceder y no pueda recuperar su forma original tras soportar peso, por lo que proporcionará un soporte inadecuado. Si escoges bien la espuma de sustitución de los cojines del sofá, podría ser mejor que la que traía de serie y era nueva. Nuestra recomendación es que optes por la de alta resiliencia, cuya durabilidad puede rebasar incluso la década. Consulta nuestra guía de densidades para saber cuál se adapta mejor a tus necesidades.
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2. Arregla y sustituye muelles

Reparar un sofá hundido muchas veces sí es cuestión de retirar muelles o correas de yute dañadas y sustituirlas por otras. En sofás desgastados es muy frecuente que el problema esté aquí. Debajo de los cojines del asiento hay una tela que cubre los muelles o correas, que dan soporte cuando te sientas. Hay varios tipos de muelles, pero todos deben permanecer bien enrollados y cosidos a la superficie, además de estar nivelados. Lo contrario son muelles sueltos, doblados o enganchados entre sí que tendrá que ser reparados o reemplazados por otros. Es algo que puedes hacer tú si te informas sobre cómo proceder, aunque para ahorrar tiempo y asegurarte una buena ejecución lo mejor es llamar al tapicero.

3. Equilibra el borde frontal

Un sofá cómodo no se tambalea ni es inestable, lo que puede ser fruto de un marco que no está bien nivelado. En ese caso, la presión se distribuirá de manera irregular y se verá afectada la comodidad. Además, se acelerará su deterioro y algún día se romperá de manera irreversible. Para que no ocurra, hazte con un buen pegamento de maderas, unas abrazaderas y ataja las juntas sueltas. Levanta un poco la tela del tapizado y aplica el pegamento, para luego hacer presión con las abrazaderas sobre las juntas hasta que el pegamento esté seco (generalmente al día siguiente). Es cierto que lo de retirar y volver a poner tela y pegar la madera correctamente genera dudas. Si no estás seguro de poder ejecutar bien la tarea, lo mejor es llamar al especialista.

4. Cambia la funda

El tapizado del sofá, y nos referimos concretamente a la tela que lo recubre, algún día estará lo bastante desgastado como para pedir a gritos una sustitución. El tejido no solo ejerce una función estética que resultará determinante para elegir el sofá, sino que jugará un papel fundamental en el tacto y, por extensión, en la comodidad del sofá. Hay muchos tipos de tapizados: algodón, lino, cuero, lana, cáñamo, rayón, acetato, seda, poliéster, polipropileno, acrílico o nailon. Tantos que no siempre resulta fácil elegir, así que te damos algunos consejos:
  • Comprueba la resistencia. Es algo que se debe indicar, pues las telas se someten al test Martindale para comprobar cuánto resisten en roce. Lo mínimo es que resista 25.000 ciclos, aunque si se trata de un uso intensivo debería llegar a 40.000.
  • Mira la textura. Puede que una tela te gusta por su tacto suave, pero debes comprobar que, una vez la tensas, no se deforma.
  • ¿Es fácil de limpiar? Por mucho que te enamore un tejido, debes ser realista con tu propio contexto. Si en casa hay niños o mascotas, desecha una tela que resulte muy delicada y opta por alguna que incorpore un tratamiento especial antimanchas. Aunque, en esos casos, se suele tapizar con piel o polipiel.
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Hoy día, la más popular es la tela Chenilla. Se trata de un hilo de pelo cortado que se teje en punto o en telar, y ofrece una textura muy agradable. El aspecto aterciopelado es una de sus ventajas, además de la apariencia gruesa y la resistencia. Puede estar hecha a partir de poliéster, rayón, algodón o mezclas. En definitiva, tener un sofá cómodo es cuestión de actuar en cuanto se disparen ciertas alarmas, como el vencimiento de la estructura, el desgaste del tapizado o el hundimiento de los cojines, hasta el punto de que resulta incómodo levantarte. Inspecciona el mueble, identifica el problema y soluciónalo, bien por tu cuenta, bien llamando al especialista. Muchas veces el problema está en la espuma, que ha perdido calidad o nunca la tenido. Si es así, ¡pásate por nuestra tienda online! Tener un sofá cómodo es más fácil y económico de lo que crees.

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